miércoles, 9 de marzo de 2011

AMÉRICA LATINA EN EL SIGLO XIX

LA ECONOMIA DE AMERICA LATINA DESPUES DE LA INDEPENDENCIA



            A pesar de sus riquezas, Hispanoamérica nació a la vida independiente en estado de subdesarrollo por diversas causas. Algunas se habían originado en el sistema colonial, otras se añadieron durante el proceso de independencia y otras fueron resultado de la relación con el exterior y las dificultades de organización interna al comenzar la vida independiente.
            Las principales dificultades económicas eran:
1) Consecuencias de la revolución y las guerras de independencia.
Los largos años de guerra habían perjudicado a la economía por disminución de mano de obra (muerte o perdida de hábitos de trabajo), por fuga de capitales (los españoles ricos que huyeron), por destrucción de sembrados, por dispersión del ganado y por destrozos en las instalaciones mineras, los ingenios azucareros, etc.
La prosperidad de la economía colonial de los últimos tiempos de la colonia fue aniquilada por la guerra donde no se respetaron vidas ni bienes. Por ejemplo Venezuela fue uno de los territorios donde se más se sintieron los efectos: perdió el 50% de la ganadería y las perdidas de vidas humanas fueron altísimas entre 1810 y 1830. Algo similar ocurrió en México y Uruguay. En estos países la revolución se originó en el campo y se perdieron hábitos de trabajo.
 Muchas familias fueron desarraigadas de sus hogares. Los hombres eran reclutados, a menudo a la fuerza. Aún si no morían en las batallas, con frecuencia no retornaban a sus hogares, rehaciendo sus vidas en otra parte.
2) Latifundio y monoproducción.
Eran herencia del pasado colonial. La explotación agrícola y ganadera se hacía en grandes extensiones de tierra pertenecientes a una minoría de propietarios. En parte era resultado del tipo de explotación económica extensiva: el que quería obtener más ganancia no intensificaba el trabajo sobre la tierra obteniendo más productos por hectárea sino que acaparaba más tierra. Pero también el latifundio era una fuente de prestigio social y poder político. La base de la oligarquía era el monopolio de la tierra: era un signo de distinción social.
Luego de la independencia se repartieron las tierras que había conservado el estado español sin repartir (tierras realengas) y en el transcurso del siglo se fueron tomando las tierras indígenas. Estos fueron expulsados con engaños o a la fuerza hacia las zonas montañosas, selváticas o desérticas.
La especialización de la producción por zonas que había comenzado en la época colonial, se aceleró en este período debido al aumento de la demanda europea alimentos y materias primas.
            A partir de ese momento se destacan tres grupos de países exportadores de materias primas: los de clima templado que exportaban cereales y productos ganaderos (por ejemplo Uruguay cueros y tasajo, Argentina cueros, tasajo y trigo); los de clima tropical cuya exportación se basaba en la agricultura tropical (por ejemplo Colombia café, Venezuela cacao, Haití azúcar, México algodón); y los países exportadores de minerales (Chile cobre, Bolivia plata y estaño).
El monocultivo tenía consecuencias nefastas sobre la economía de los países: destrucción de los suelos cultivables al reiterarse los cultivos (como sucedió en el Nordeste de Brasil con el azúcar), dependencia de un solo producto y de escasos mercados que fijaban los precios, descuido de los cultivos para el consumo local con la consiguiente consecuencia del hambre, la desnutrición, etc. El monocultivo también influía en la formación de latifundios porque la pérdida de fertilidad de las tierras impulsaba a los propietarios a ocupar más terreno apto.
            Además la causa que originaba la monoproducción era la demanda exterior y esta era muy cambiante y no dependía de los países productores. Son muchos los ejemplos de zonas que tuvieron su época dorada cuando la demanda era alta y de un día para otro se transformaron en desiertos humanos cuando esa demanda cesó. Chile lo sufrió más  una vez. En aquel país se cultivó trigo para vender a California cuando se produjo la "fiebre del oro". Pero cuando se terminó de conquistar el oeste, el trigo norteamericano era más barato y no sólo California dejó de comprar el trigo chileno sino que el trigo californiano se empezó a vender en Chile. Posteriormente la zona norte de Chile se dedicó a la explotación del salitre formándose muchas ciudades que se transformaron en pueblos fantasmas cuando el salitre chileno ya no interesó.
            Pero el caso más evidente de la "prosperidad frágil" provocada por la monoproducción es el de Manaos y el caucho. Cuando en esta región de Brasil se descubrieron árboles caucheros y se empezó a usar su savia para hacer goma, la región se llenó de inversores y trabajadores. La "fiebre del caucho" duró algunas décadas (1880-1910) y le permitió a Manaos transformarse en una ciudad rica, llena de mansiones, hoteles, edificios públicos, y con uno de los teatros más lujosos del mundo donde concurrían los más afamados artistas.
            La prosperidad de Manaos terminó cuando los ingleses lograron extraer clandestinamente semillas del árbol del caucho y las cultivaron en sus colonias del sudeste asiático (Malasia e Indonesia). Ya no necesitaron comprar el caucho a Brasil y la decadencia llegó a Manaos.
3) Dificultades para explotar las riquezas.
Muchas de las riquezas que poseía América Latina no podían ser explotadas por dificultades de acceso a los
territorios y a causa del primitivismo de los transportes.
            La estructura de caminos era pobre y los estados recién nacían a la vida independiente carecían de dinero para efectuar obras públicas. Carros, carretas, caballos y mulas eran los medios de transporte para los hombres y las mercaderías.
            La situación va a cambiar cuando se instalen los primeros ferrocarriles, pero estos no van a ser introducidos por los países latinoamericanos sino por las empresas inglesas y van a servir a sus propósitos.  La instalación de vías de ferrocarril se hizo para extraer con más facilidad los productos que se enviaban a Europa, uniendo las tierras de cultivo o las minas con los puertos de embarque. El resto quedaba incomunicado.
4) Finanzas insuficientes.
Debido a la débil economía las finanzas de los países latinoamericanos eran insuficientes. Los estados no podían recaudar suficiente ya que no había a quien cobrarle impuestos: unos no podían pagar porque no tenían con que y otros no querían pagar y como ocupaban los cargos de gobierno encontraban la forma de evadir el pago.
            Había además mala administración, gastos militares excesivos (acrecentados por la situación de guerra civil que vivieron los países latinoamericanos hasta muchos años después de la independencia) y deudas que se habían generado durante la revolución.
            Como se carecía de dinero suficiente en los países, se recurrió a los préstamos, siendo los bancos ingleses los principales prestamistas. Los estados emitían títulos de deuda pública pero era muy poca la confianza que generaban y por lo tanto su valor era bajo y su colocación difícil.


5) Dependencia del exterior.
Los países latinoamericanos surgieron a la vida  Independiente en el momento que Europa desarrollaba la industrialización. Incluso la propia "independencia" de las colonias españolas tuvo mucho que ver con el interés de Inglaterra de tener territorios donde colocar su abundante producción. En 1809 un informe del Foreing Office (ministerio de relaciones exteriores británico) expresaba: "...Sea que sigan dependiendo de España o que formen gobiernos independientes, lo cierto es que los sudamericanos, en este momento, abren sus brazos a Inglaterra; e indiferente en que forma buscan nuestra ayuda, siempre que el aumento de los negocios y el nuevo mercado que nos ofrecen para la venta de nuestras manufacturas, compense nuestra protección..."
            En los hechos las colonias pasaron de una dependencia a otra. La vinculación de América Latina con el "mercado mundial" pasó por dos etapas. La primera se extiende desde la independencia hasta mediados del siglo XIX y se caracterizó por la apertura al libre comercio, la entrada masiva de mercadería inglesas y la pérdida del metal precioso que se usó como medio de pago. Las industrias artesanales locales no pudieron competir con la producción inglesa y murieron. En 1809, cuando estaba comenzando la revolución hispanoamericana y comenzaba la penetración comercial inglesa, un informe del Consulado de Buenos Aires decía refiriéndose a los ingleses: "...Estos sagaces maquinistas nos han traído ya ponchos, que es la principal producción de los cordobeses y santiagueños... Sus lanas y algodones además de ser superiores a los paños y lienzos de Cochabamba, son más baratos y por consiguiente arruinarán enteramente nuestras fábricas y reducirán a la pobreza a una multitud de hombres y mujeres que se mantienen con sus hilados y tejidos, en tal forma que por donde se mire no se verá más que desolación y miseria".
            La segunda etapa transcurre en la segunda mitad del siglo XIX y se caracteriza por la llegada de capitales extranjeros, en su mayoría ingleses, pero también franceses, alemanes y de EEUU, que se invirtieron en obras de infraestructura. La integración de América Latina al mercado mundial fue mayor y también aumentó su dependencia.
            Los británicos serán los principales inversores usando su experiencia comercial. En los países de América, fundamentalmente en los puertos más importantes había sucursales de los bancos de Londres para orientar los negocios y las inversiones. Establecerán frigoríficos en Argentina y Uruguay, controlarán las minas de cobre chilenas, pero sobretodo su negocio estará en las inversiones en servicios públicos: ferrocarriles, aguas corrientes, energía eléctrica, teléfono. Su principal preocupación era no arriesgar demasiado y obtener rápidos y seguros beneficios.
            A fines del siglo XIX aparece un fuerte competidor del capital inglés: los EEUU. Se vivían los momentos del capital monopólico, la trustificación y la formación de grandes empresas, así como la búsqueda de territorios coloniales que aseguraran materia prima, fuentes energéticas y un lugar donde colocar las mercaderías y el dinero sobrante. En 1880 la producción industrial de EEUU igualó la de Inglaterra. El gobierno norteamericano puso en práctica la doctrina del "destino manifiesto": la expansión hacia los territorios vecinos más pobres. Las islas del Caribe y Centroamérica fueron los primeros en recibir las inversiones de EEUU, extendiéndose luego hacia los países ubicados al norte de Sudamérica.
En 1889 el gobierno norteamericano invitó a los países de América Latina a una Conferencia Panamericana asistiendo 17 países. En ella EEUU propuso realizar una unión aduanera que fue rechazada por los países latinoamericanos.
 Pero si la vía diplomática no surtía efecto había otras posibilidades: las intervenciones militares con claros objetivos económicos. Esas intervenciones se llevaron a cabo en el Caribe y Centroamérica, siendo las zonas de
más interés las de Cuba y Panamá.




LA SOCIEDAD DE LOS PAISES LATINOAMERICANOS




            POBLACION
            Latinoamérica tenía una baja densidad de población. Enormes regiones estaban deshabitadas e incluso inexploradas y eran casi inaccesibles. Las zonas más pobladas eran las costas donde los colonizadores se habían establecido y las tierras donde se encontraban las culturas indígenas sedentarias.
            Había una gran diversidad racial: un 42 % de indios, un 29 % de mestizos, un 18 % de blancos y 11 % de negros. Pero la distribución racial no era homogénea. Los indígenas abundaban en Bolivia, Perú, Ecuador, México, Paraguay, América Central y en las zonas selváticas del Orinoco y la Amazonia. Los negros abundaban en las zonas tropicales costeras de Brasil, Colombia y en las islas del Caribe. El Río de la Palta fue una zona de predominio blanco, al igual que las ciudades. El mestizaje existió en todas partes pero se notaba más en Perú, México y Centroamérica.
            La minoría blanca dominaba a los otros grupos raciales. La revolución y la independencia no cambió la situación de los indígenas no siquiera donde estos participaron de las luchas como el caso de México. En muchos casos la empeoró, por que los terratenientes empujaron a los gobiernos a iniciar campañas de conquista de tierras expulsando de ellas a los indios, por ejemplo la "conquista del desierto" en Argentina iniciada por Juan Manuel de Rosas y culminada por el presidente Julio Roca. En los países con mayor población india, se mantuvieron en la condición de proletariado rural, sin tierras propias, endeudados, pobres, analfabetos y discriminados.
            En cuanto a los negros, bajo la influencia del liberalismo y al considerarse improductiva la esclavitud, esta fue suprimida hacia mediados de siglo, permaneciendo sólo en Brasil. Pero la liberación de los esclavos no mejoró mucho su situación económica y social.
            Hacia 1870 la población latinoamericana ascendía a 25 millones de habitantes, 22 de ellos en la parte hispana y 3 millones en Brasil. Para principios del siglo XX las cifras eran de 44 millones para la zona hispana y 18 millones para Brasil. Este enorme crecimiento demográfico es debido a dos factores: el descenso de la mortalidad y la llegada de inmigrantes. Esta última causa es la que más cuenta.
En la segunda mitad del siglo XIX llegaron oleadas de inmigrantes en su mayoría procedentes del sur de Europa (italianos, españoles, franceses). Pero no se distribuyeron de igual forma por todos los países sino que la mayoría se estableció en los países de la costa atlántica. Argentina, Brasil, Uruguay, México, fueron los que más inmigración recibieron.
Gran parte de estos inmigrantes, campesinos en sus países de origen la mayoría, venían a América en busca de tierras para cultivar. Pero lo que encontraron fue distinto. Sólo un reducido porcentaje logró acceder a la propiedad de la tierra y la mayoría se quedó en las ciudades donde había posibilidad de hallar empleo. Sus deseos de progresar y su adaptabilidad para todo tipo de tarea les permitió progresar y esto impulsó la formación de las clases medias.
También llegaron a América Latina inmigrantes asiáticos procedentes de China. Se instalaron en Perú, Cuba y México siendo usados como mano de obra muy barata para los cultivos. También se introdujo mano de obra china para la construcción del Canal de Panamá a comienzos del siglo XX.


LAS CLASES SOCIALES
            Las oligarquías patricias consolidaron su dominio como consecuencia de su poder económico, su prestigio social y la ocupación de cargos de gobierno. De una país a otro variaba la distancia que esta oligarquía mantenía con los sectores populares. Allí donde la colonia había creado mayores riquezas y los dueños de esas riquezas se habían rodeado de un lujo refinado y aristocrático, las distancias eran mayores.
            Los latifundistas, dueños de plantaciones o estancias ganaderas, los dueños de los ingenios azucareros, de las minas, los grandes comerciantes vinculados al comercio internacional (importadores y exportadores), el alto clero, los jefes del ejército, los profesionales vinculados a las familias patricias, vivían con comodidad, en grandes residencias, viajaban, dominaban la cultura y legislaban.
            A mucha distancia estaban los campesinos, jornaleros o pequeños propietarios, los funcionarios y los trabajadores urbanos. En las ciudades, a medida que se intensificaba la actividad económica y sobretodo donde llegaban inmigrantes europeos, se iban formando clases intermedias.
            Al integrarse las economías de América Latina al capitalismo, cambiaron las condiciones de trabajo. En aquellos países con abundantes población india y mestiza, la expropiación de las tierras de las comunidades indígenas, transformó a aquellos en jornaleros o asalariados rurales. Quedaban atados a las tierras al contraer deudas con sus patrones, deudas que iban aumentando y pasaban de una generación a otra.
Se intentó que esta mano de obra fuera eficiente y disciplinada, abusando de su mansedumbre e ignorancia.
Esa integración a la economía capitalista fue también la que promovió el fin de la esclavitud. Se consideró ese sistema de trabajo obsoleto e improductivo porque el esclavo debía ser alimentado, vestido y alojado y como no recibía retribución, tenía más ganas de comer que de trabajar. Además era imposible aplicar las nuevas técnicas de trabajo como la división de tareas y la especialización para usar máquinas. Los ingleses, antiguos traficantes negreros prohibieron el comercio de esclavos y persiguieron a los traficantes, ya que la barata mano de obra en sus colonias les permitía competir con los países esclavistas. Al dificultarse el tráfico era difícil, peligroso y costoso renovar la mano de obra esclava. El resultado fue la abolición de la esclavitud.
Las clases medias constituyeron un sector social heterogéneo, que surgieron en los países latinoamericanos a fines del siglo XIX. Lo que impulsó su formación fueron los cambios económicos (comienzos de la industrialización, aumento del comercio, desarrollo de los servicios), la inmigración europea, el éxodo rural y la urbanización.
La importancia de las clases medias y su papel en la sociedad fue distinto de un país a otro. En el Río de la Plata fueron importante factor de transformación en la vida política dando impulso a movimientos políticos reformistas y antioligárquicos (el radicalismo en Argentina, el batllismo en Uruguay). En otros casos fueron sumisas a la oligarquía e imitaron su comportamiento mostrando temor a los sectores populares.


LA SITUACIÓN POLITICA

LA FRAGMENTACION
A pesar del ideal de unión de las ex-colonias, acariciado por muchos de los líderes revolucionarios, y que tuvo su máxima expresión en el frustrado Congreso de Panamá (1826) convocado por Simón Bolívar, las antiguas colonias se convirtieron en múltiples países. Las razones son varias: los accidentes geográficos (selvas, cordilleras, desiertos, ríos) y las dificultades de los transportes y las comunicaciones que hacían imposible cubrir grandes distancias y alejaban a las regiones de los centros administrativos; la escasa densidad demográfica de algunas zonas y el desinterés demostrado por los gobiernos de conservarlas; los regionalismos exacerbados que a veces eran impulsados por las potencias europeas y EEUU interesados en "dividir para reinar".
De los cuatro virreinatos que había en la época hispánica (México, Nueva Granada, Perú y Río de la Plata) surgieron una veintena de países.
México se fragmentó en el Estado de México y la Confederación Centroamericana. Esta se mantuvo unida alguna tiempo bajo el gobierno de Francisco Morazán. Pero los conflictos internos, el regionalismo y el caudillismo dieron lugar a la formación de cinco países: Nicaragua, Honduras, Costa Rica, El Salvador y Guatemala.
Nueva Granada se mantuvo unida luego de la revolución bajo la jefatura de Simón  Bolívar y bajo el nombre de Gran Colombia. Pero la unidad no se pudo mantener. En 1830 se separaron Ecuador y Venezuela quedando aparte la república de Cundinamarca que hacia fines del siglo XIX pasó a llamarse Colombia.
En el Río de la Plata Paraguay se separó a comienzos de la revolución (1811). En 1825 el Alto Perú se convirtió en la República de Bolivia. En 1828, luego de una guerra con Brasil Las Provincias Unidas del Río de la Plata aceptaron que la Provincia Oriental se transformara en estado independiente, dando origen a Uruguay.
En el ex - virreinato del Perú surgieron dos países: Perú y Chile. Más adelante Perú y Bolivia se unieron pero luego volvieron a ser dos estados separados.
Algunos paises que mantuvieron su unidad, sufrieron largas guerras civiles donde había tendencias separatistas o autonomistas como sucedió con la Argentina que recién en la segunda mitad del siglo XIX logró constituirse como un solo país dejando atrás las luchas entre unitarios y federales.
Por su parte la colonia portuguesa de Brasil pudo mantener unida como un solo país tras su independencia en 1823. Los intentos separatistas no faltaron (por ejemplo en Río Grande del Sur con la revolución de los farrapos y la creación de la república de Piratiní) pero fueron derrotados.

CONSTITUCIONES LIBERALES Y GOBIERNOS AUTORITARIOS
Aunque hubo un intento monárquico en México (donde un caudillo de la revolución, Agustín Iturbide se proclamó emperador) en Hispanoamérica se impuso el régimen republicano. En Brasil se estableció una monarquía que se mantuvo hasta fines de siglo (1889).
Los nuevos estados elaboraron sus constituciones tomando como modelos las de los países europeos o EEUU donde habían triunfado las ideas liberales. Por lo tanto se aplicaban los ideales políticos del liberalismo de la primera mitad del siglo XIX, propios de la sociedad europea dirigida por la burguesía. Este sistema no siempre era fácil de adaptar a la situación de las sociedades latinoamericanas.
Las constituciones establecían el sufragio censitario, impidiendo la participación de la mayoría de los habitantes en el gobierno. Sólo una minoría de propietarios votaba y muy pocos eran los que podían se elegidos ya que se requería cierta cantidad de bienes. Esto aseguraba el gobierno a las oligarquías.
El presidencialismo fue un rasgo dominante. El presidente tenía grandes atribuciones e influía en las elecciones. Las elecciones no ofrecían garantías a los votantes, siendo el fraude algo común. Quienes estaban descontentos al ver cerrados los caminos de un cambio electoral, recurrían a la lucha armada generando revoluciones. Los motines militares y los golpes de estado también eran constantes.
Los enfrentamientos se originaban en diversas concepciones políticas: liberales contra conservadores, federales contra republicanos, pero en muchos casos los enfrentamientos se debían a luchas personales por el poder. En estas luchas jugaban un papel importante los caudillos que eran quienes las promovían y movilizaban a la masa de población que no participaba del gobierno. Las rivalidades personales, primero entre los héroes de la independencia y luego entre los principales caudillos, fueron importante factor de división, ya que en torno a ellos se formaron los grupos que se disputaban el poder. Durante muchos tiempo no existieron partidos políticos propiamente dichos, sino grupos personalistas que no estaban definidos ideológicamente.
La revolución había legitimado el uso de la fuerza y luego era muy difícil dejar de usarla para resolver las diferencias ideológicas o personales. La guerra de independencia tan prolongada en el tiempo había creado ejércitos numerosos que se acostumbraron a vivir del saqueo. Los nuevos estados tenían ejércitos con muchos oficiales ascendidos durante las guerras y que no se necesitaban en tiempos de paz. Pero se mantenían porque se necesitaban para asegurar el poder de las oligarquías. Los excesivos gastos militares eran uno de los factores de las dificultades económicas, estas provocaban rebeliones y para sofocarlas se usaban los ejércitos, manteniéndose un círculo vicioso.
A pesar de los expresado por las constituciones, el orden no se basaba en el respeto a la ley, sino el sometimiento a la disciplina militar y el acatamiento a la voluntad de los caudillos. Estos usaban la fuerza para sí al servicio de algún sector social, pero no necesitaba usarla para hacerse obedecer por sus seguidores. "El caudillo debía demostrar su coraje y la más amplia y continua solidaridad para con sus seguidores. Tenía que abandonar toda actitud de falsa superioridad y pedantería, convivir con ellos, hablarles en su lenguaje y de las cosas que les interesaban. Se aceptaba con complacencia su presencia en fiestas y velorios, se le toleraban sus relaciones extramatrimoniales y sus múltiples hijos naturales" (historiador Gustavo Beyhaut).
Hubo en esta época varios hombres "decisivos" en torno a los cuales giró la política de los países latinoamericanos: Gaspar Rodríguez y Francisco Solano López en Paraguay; Juan Manuel Rosas en Argentina; Antonio López de Santa Ana en México; José Antonio Paez en Venezuela, entre otros.

LAS RELACIONES ENTRE LOS PAISES LATINOAMERICANOS
Después del fracaso del Congreso de Panamá, no se volvió a intentar la unión entre los países latinoamericanos. Los factores de división fueron más fuertes que los deseos de unidad y fueron múltiples los conflictos entre los países. Entre los países había rivalidades económicas y políticas, intentos de hegemonía y disputas limítrofes.
Problemas fronterizos.- Al crearse los nuevos estados se mantuvieron los límites de la época colonial: virreinatos, gobernaciones), aplicándose la doctrina del "uti possidetis", o sea respetar las posesiones que cada país tenía en 1810 al comenzar la revolución hispanoamericana.
            A pesar de esto, como los límites no siempre estaban claros, se suscitaron diferencias que no siempre se resolvieron diplomaticamente.
            Brasil tuvo problemas de límites con casi todos los países de América del Sur. Era la herencia de las cuestiones pendientes de la época colonial, cuando los portugueses desconocieron el Tratado de Tordesillas y avanzaron sobre tierras españolas, no existiendo un límite claro entre ambas posesiones. Las zonas selváticas y poco pobladas (la Amazonia, el Mato Groso) dificultaba la fijación de la frontera. Los países hispanos no supieron unirse para enfrentar todos juntos a Brasil en el tema de los límites y Brasil salió favorecido negociando con cada país por separado.
            Otros problemas de límites fueron entre Perú, Bolivia y Chile; entre Perú y Ecuador y entre Colombia y Venezuela.
            La guerra del Pacífico.- Perú y Bolivia tenían fuertes vinculaciones étnicas, económicas y tradicionales. Además las luchas de la independencia habían creado muchos vínculos personales, existiendo dirigentes que habían actuado en ambos países. El General Santa Cruz, presidente de Bolivia, intentó unir ambos países creando en 1837 la Confederación Peruano-Boliviana. Pero el intento fracasó ya que la unión se hacía en base a la figura de Santa Cruz y carecía de una base sólida, además de la oposición externa de Argentina y Chile que veían como peligroso para sus intereses la formación de un estado poderoso en el norte de sus fronteras. Chile invadió Perú, contando con la ayuda de peruanos que se oponían a Santa Cruz. Este fue derrotado ya la Confederación fue disuelta dos años después de formada.
            Posteriormente hubo un nuevo intento de unión en este caso impulsado por el gobierno peruano dirigido por el General Gamarra en 1841. Pero los bolivianos se opusieron a la unión y vencieron a los peruanos. En 1842 se firmó un acuerdo entre Perú y Bolivia quedando definitivamente separados. Se hizo un acuerdo de limites por los que Bolivia mantuvo una franja de tierra sobre el océano Pacífico que le permitía tener una salida al mar.
            Esa franja de tierra era parte de una vasta llanura desértica que se extendía hacia el sur en territorio chileno. No había accidentes geográficos que establecieran una separación precisa de los dos países. La zona, durante mucho tiempo abandonada y deshabitada, cobró importancia con la explotación del salitre y el guano. Ambos eran componentes importantes de los abonos utilizados en Europa para enriquecer las tierras desgastadas y empresas extranjeras se establecieron en la zona para explotar ambos productos.
            Las tierras de Bolivia que servían de salida al océano fueron progresivamente ocupadas por mineros chilenos. En 1873 Bolivia y Perú firmaron un acuerdo para hacer frente común ante la expansión chilena. En 1879 Chile atacó y venció a Bolivia, ocupando el litoral salitrero. Luego invadió a Perú y llegó a sitiar Lima, la capital peruana.
            En 1883 se logró un acuerdo de paz en el que Chile salía vencedor quedándose con una zona rica en yacimientos minerales, mientras Bolivia perdía su salida al mar quedando encerrada en el centro del continente.

LAS INTERVENCIONES EXTRANJERAS
           
LAS RELACIONES DE LATINOAMERICA CON EUROPA
Los países recién independizados no actuaron como un bloque unido. Cada país resolvió a su manera las relaciones con los estados europeos, e hizo frente sólo a las presiones y amenazas.
Muchos estados acudieron a Europa en busca de préstamos y garantías para su precaria independencia. Proponiéndoselo o no, abrieron las puertas a la penetración europea, alentada por la debilidad de los nuevos países. La diplomacia inglesa fue la más activa; la división y el equilibrio entre pequeños estados interesaba a su comercio. Las intervenciones francesas fueron, en general, menos diplomáticas, desembocando en guerras e invasiones. Las presiones de estas potencias procuraban: el pago de deudas atrasadas e indemnizaciones, pedido de la cláusula de nación más favorecida en los acuerdos comerciales, exigencia de que los súbditos europeos se pudieran regir por las leyes de sus países de origen y no por las leyes de los países americanos donde vivían (extraterritorialidad de la ley), libre tránsito por los ríos que pasaban por más de un país, libertad para comerciar e invertir.
Los reclamos realizados por embajadores y cónsules europeos contaban con el respaldo de los barcos de guerra que navegaban amenazantes por el Atlántico y el Pacífico, siempre listos para acudir al lugar donde se plateara un conflicto. Además los intereses europeos tenían sus aliados en las oligarquías locales vinculadas economicamente a aquellos.
Los hechos más sobresalientes de este período fueron:
-          La mediación inglesa en la guerra entre Argentina y Brasil por la Provincia Oriental (1826-1828).
-          La ocupación de las islas Malvinas por los ingleses en 1833.
-          La guerra entre Argentina, dirigida por Juan Manuel de Rosas, y Francia (1838-1840).
-          La intervención anglo-francesa en la Guerra Grande en el Río de la Plata.
-          La invasión de Francia a México reclamando el pago de deudas atrasadas (en dos ocasiones 1838 y 1862).
-          El ataque español a Perú y Chile reclamando indemnizaciones por la guerra de independencia (1864-1865).

LAS RELACIONES CON EEUU
Los EEUU favorecieron la emancipación de Latinoamérica del dominio español y rechazaron cualquier intento europeo de intervenir en la región con el Mensaje Monroe (1823). A medida que el tiempo pasó se hicieron mas evidentes las diferencias entre el país del norte y los países del sur; mientras aquel se industrializaba y se transformaba en una potencia, los estados latinoamericanos se mantenían atrasados y débiles.
Frente a esos países débiles EEUU se va a guiar por dos intereses fundamentales: a) obtener territorios que se interponían en su expansión hacia el Pacífico; b) asegurar posiciones en el Mar Caribe y Centroamérica.
Para cumplir el primer objetivo apoyo la separación de Texas de México y luego luchó y venció a México quitándole los territorios que este tenía en el Lejano Oeste. EEUU se aseguró amplios y ricos territorios, mientras su vecino del sur quedaba reducido a la mitad de su tamaño.
El otro objetivo de EEUU era el Mar Caribe, en particular apoderarse de las islas mayores como el caso de Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo. Las dos primeras estaban en poder de España y EEUU esperaba que la debilidad del país europeo le llevara a tener que abandonar las dos islas y, como sostenía que su población era incapaz de gobernarse por si misma, EEUU tendría que intervenir. Cuando en 1826 Bolívar había intentado convocar a los países independientes de América para liberar a Cuba del dominio español, EEUU se había opuesto, expresando el Secretario de Estado norteamericano, Henry Clay, que: “ ninguna potencia tiene un interés de tanta entidad como los EEUU en la suerte futura de esta isla”.
            Tras varios intentos fallidos de independizarse de España, los cubanos inician una revolución en 1895 que vence a los españoles en varios puntos de la isla. EEUU decidió intervenir para “ayudar” a los cubanos. Ya en ese momento habían importantes inversiones norteamericanas en la isla. Sólo en las plantaciones de azúcar y las minas había unos 50 millones de dólares invertidos. El embajador de EEUU en España había declarado que “la industria azucarera en Cuba es tan vital para nosotros como lo es el algodón de la India para Inglaterra”. En febrero de 1895 un barco de guerra norteamericano anclado en el puerto de La Habana fue volado, aprovechando el Presidente norteamericano MacKinley para culpar a España y declararle la guerra. La guerra duró pocos meses, España se rindió y debió entregarle a EEUU las Filipinas y Puerto Rico. Cuba fue ocupada militarmente y EEUU “le hizo” una constitución en la que se establecía la independencia de Cuba, pero con la salvedad de que EEUU podía intervenir cuando lo creyera conveniente en los asuntos cubanos.
            Leonard Wood, gobernador militar de la isla de Cuba durante la ocupación norteamericana, manifestó en carta dirigida al Presidente Teodoro Roosevelt en 1903: “Con el control que ejercemos sobre Cuba, control que sin lugar a dudas pronto se convertirá en posesión, controlaremos también el comercio azucarero del mundo... la isla, bajo el ímpetu de un nuevo capital y una nueva energía, no sólo se desarrollará, sino que gradualmente se ira norteamericanizando, y nosotros tendremos una de las más ricas y deseables posesiones del mundo”.
            Otro punto de interés para EEUU era Centroamérica, por dos razones; las inversiones de las compañías fruteras y el objetivo de construir un canal interoceánico que agilitaría las comunicaciones entre las dos costas de EEUU. El canal pensaron construirlo primero en Nicaragua, pero luego se planificó en Panamá, territorio que pertenecía a Colombia. Este país había hecho un acuerdo con Inglaterra para que capitales ingleses construyeran ese canal. EEUU protestó y finalmente apoyó una rebelión de los panameños para independizarse (1903). Los ferrocarriles de empresas norteamericanas que circulaban en Colombia se negaron a transportar al ejército colombiano que iba a sofocar la rebelión y rápidamente el gobierno de EEUU reconoció la independencia de Panamá. El flamante gobierno panameño firmó un acuerdo con EEUU que le permitía a este construir un canal que le pertenecería hasta el año 1999.

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